La frase “somos lo que comemos” en ocasiones no se le toma importancia, pero en los primeros 1000 días del ser humano es vital para prevenir complicaciones metabólicas en nuestra edad adulta.

Te preguntarás a qué se refiere los primeros 1000 días. Para informarte, consultamos con el Dr. Juan Carlos Reyes, pediatra especialista y nos comparte sobre el tema y su importancia en la salud del ser humano.
Según el Dr. Reyes, esto comprende desde la concepción hasta los dos años de vida de un niño y comenta que enfermedades como la obesidad, diabetes, así como enfermedades cardiovasculares e hipertensión tienen una estrecha relación con los hábitos de alimentación que la madre brinda a su bebé durante los primeros 1000 días de su vida.

Estudios recientes presentados por la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN, por sus siglas en inglés) relacionan la alimentación materna y el consumo de proteína con la “programación metabólica”; por lo que es crucial que la madre desde el inicio del embarazo ajuste su consumo diario de este componente y otros nutrientes, así como que se asegure que su bebé tenga el consumo adecuado de los mismos a través de la leche materna: alimento que le brindará las cantidades apropiadas de proteína y todos los nutrientes necesarios para un desarrollo óptimo.


El especialista menciona que es importante que las madres lleven una dieta balanceada durante todo el embarazo y después de haber dado a luz. “Después de nacer el bebé, se les olvida a las mamás seguir con ese hábito de estar bien nutridos. Si la madre tiene una alimentación adecuada, su leche materna será igual, pues, de ahí derivan todos los nutrientes para su bebé y la de los primeros meses es la de mejor calidad, por eso la madre debe mantener una buena alimentación”.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un año de lactancia materna, seis meses de manera exclusiva, eso se puede dar cuando un bebe nació sano y sin ninguna complicación. “La leche materna es rica en proteínas durante las primeras semanas de vida. Posteriormente, esa cantidad se reduce de forma gradual y de acuerdo a la velocidad de crecimiento del lactante. Es decir, la naturaleza provee la cantidad exacta que el niño necesita acorde a su crecimiento saludable”, comenta el Dr. Reyes.


Después se llega a la etapa de ablactación, que es donde se va introduciendo comida combinada con la leche materna y estos se irán acumulando por cantidad y por sustancia. Durante este periodo, las proteínas se convierten en un componente fundamental para la vida, están involucradas en el mantenimiento de numerosas funciones corporales, como la reparación o el remplazo de células o tejidos y el crecimiento.

Los bebés necesitan mayor aporte proteico en relación a su peso corporal para asegurar su crecimiento. Esto no significa que un niño y un adulto deben ingerir igual cantidad de proteínas, la cantidad es proporcional a su peso, estatura y masa corporal.


Los niños, en sus primeros mil días no deben de llevar una dieta estricta, sino una balanceada que incluya grasas, proteínas, carbohidratos, minerales, frutas y verduras en proporciones adecuadas. Además, debe de seguir las recomendaciones de su pediatra, explica el Dr. Reyes.

Prevención a futuro


Si los padres siguen las recomendaciones médicas y adoptan hábitos de alimentación saludable, no solo en los primeros 1000 días sino toda la vida, estarían previniendo muchas enfermedades en sus hijos cuando llegue a la etapa adulta.

Algunas de las enfermedades que se pueden prevenir durante los primeros mil días son:

  • Sobrepeso y obesidad infantil.

  • Presión arterial.

  • Complicaciones cardíacas.

  • Esclerosis múltiple.

  • Derrames o complicaciones en el sistema cerebral.

  • Diabetes tipo 2.


Los primeros mil días de vida constituyen una ventana de oportunidad única que puede utilizarse para asegurar un crecimiento normal en los lactantes y también, para evitar el desarrollo de enfermedades crónicas e inflamatorias en edades adultas. Es indispensable asegurar una alimentación óptima durante la gestación y la infancia temprana”, finaliza el Dr. Reyes.


Fuente: Revista VidaSana